Bajar de peso y mantenerse
En una persona sana hay dos caminos por los cuales se puede obtener un descenso de peso en forma voluntaria.
El primer camino
las dietas relámpago, como la dieta de la luna, la del té negro, las dietas líquidas, la dieta disociada y otras que permiten bajar 5 o 6 kilos en el curso de un par de semanas.
Son dietas de shock, por lo general no son factibles de seguir aplicándolas por períodos largos, pues el organismo se somete a ayunos largos o muy baja ingesta de calorías, además se pierde agua, minerales y no se comen los nutrientes necesarios para mantener un equilibrio orgánico.
El segundo camino
Es otro camino, es más largo, más lento, menos espectacular, pero también se baja de peso; es ideal cuando se necesita perder varios kilos y no recuperarlos.
Estas son dietas que apuntan más a sacar de raíz los malos habitos alimentarios, llevar una dieta más sana, acorde a la piramide nutricional; esto es comer abundantes verduras y frutas frescas, raciones diarias de proteínas, escasa cantidad de grasas de origen vegetal junto con una buena hidratación y actividad física intensa pero no extensa en horas.
Estas dietas apuntan a incorporar otra manera de comer y ejercitar el cuerpo.
Se desciende despacio, pero como no es una dieta a corto plazo, esta se va modificando levemente en el tiempo, hasta llegar a una dieta de mantenimiento que se hará de por vida.
En estos casos el cuerpo no pierde músculos, por el contrario, se consume la grasa de más y los músculos se ven tonificados y muy bien definidos.
La piel conserva su brillo y elasticidad porque está bien hidratada y con los nutrientes necesarios.
Lo mismo se observa en el cabello y los dientes que lucen mejor, en lugar de verse deteriorados por una dieta relámpago.
Hay que tener presente que en las dietas rápidas al someter al cuerpo a ayuno (por uno u otro mecanismo) las calorías que necesita y la alimentación diaria no provee. se obtiene de las reservas, y aunque parezca paradójico el primer reservorio es la masa muscular.
Por eso, es habitual observar que se ha perdido de peso tal cual se lo proponía, pero el cuerpo está fláccido, sin tono en los músculos.
Estas dietas, casi "mágicas", son las que con frecuencia presentan un efecto "rebote"y al terminarlas, el cuerpo acopia más grasa para reemplazar la masa muscular perdida, así nos ponemos más gordos y blandos. Lo opuesto a lo buscado.
Para mantenerse en el peso, se debió llegar al peso ideal por una dieta equilibrada y sostenida en el tiempo, junto a hábitos saludables, como la actividad física, el sueño a horarios, ingerir muchos líquidos y no fumar ni beber alcohol.
El primer camino
las dietas relámpago, como la dieta de la luna, la del té negro, las dietas líquidas, la dieta disociada y otras que permiten bajar 5 o 6 kilos en el curso de un par de semanas.
Son dietas de shock, por lo general no son factibles de seguir aplicándolas por períodos largos, pues el organismo se somete a ayunos largos o muy baja ingesta de calorías, además se pierde agua, minerales y no se comen los nutrientes necesarios para mantener un equilibrio orgánico.
El segundo camino
Es otro camino, es más largo, más lento, menos espectacular, pero también se baja de peso; es ideal cuando se necesita perder varios kilos y no recuperarlos.
Estas son dietas que apuntan más a sacar de raíz los malos habitos alimentarios, llevar una dieta más sana, acorde a la piramide nutricional; esto es comer abundantes verduras y frutas frescas, raciones diarias de proteínas, escasa cantidad de grasas de origen vegetal junto con una buena hidratación y actividad física intensa pero no extensa en horas.
Estas dietas apuntan a incorporar otra manera de comer y ejercitar el cuerpo.
Se desciende despacio, pero como no es una dieta a corto plazo, esta se va modificando levemente en el tiempo, hasta llegar a una dieta de mantenimiento que se hará de por vida.
En estos casos el cuerpo no pierde músculos, por el contrario, se consume la grasa de más y los músculos se ven tonificados y muy bien definidos.
La piel conserva su brillo y elasticidad porque está bien hidratada y con los nutrientes necesarios.
Lo mismo se observa en el cabello y los dientes que lucen mejor, en lugar de verse deteriorados por una dieta relámpago.
Hay que tener presente que en las dietas rápidas al someter al cuerpo a ayuno (por uno u otro mecanismo) las calorías que necesita y la alimentación diaria no provee. se obtiene de las reservas, y aunque parezca paradójico el primer reservorio es la masa muscular.
Por eso, es habitual observar que se ha perdido de peso tal cual se lo proponía, pero el cuerpo está fláccido, sin tono en los músculos.
Estas dietas, casi "mágicas", son las que con frecuencia presentan un efecto "rebote"y al terminarlas, el cuerpo acopia más grasa para reemplazar la masa muscular perdida, así nos ponemos más gordos y blandos. Lo opuesto a lo buscado.
Para mantenerse en el peso, se debió llegar al peso ideal por una dieta equilibrada y sostenida en el tiempo, junto a hábitos saludables, como la actividad física, el sueño a horarios, ingerir muchos líquidos y no fumar ni beber alcohol.
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